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Arualthings

El pasado nunca muere - Cap. 6

- ¿Qué vas a presentar hoy…?


- Y tú porqué me hablas así…ya se te olvidó que soy tu Sumbae nim…- Yoochun se puso un poco pálido-...jajajaja -su destartalada risa hizo eco en el espacio vacío-... cambia esa cara no voy a enojarme…-Yoochun respiró aliviado, Junsu era de temer cuando estaba enojado, eso lo sabía de sobra-. Es noche japonesa, voy a cantar Intoxication y Kinashimi no Yukue…


- Genial…-en verdad no le gustaba Intoxication, en especial porque no le agradaba ver como el público se comía con la mirada a su jefe nalgón mientras bailaba, pero debía mentir solo para obtener una de esas hermosas sonrisas-.


Yoochun se acercó al chico en su camerino, tras el escenario, suspiró fuerte y decidido, lo acorraló con su cuerpo, solo un poco contra la pared. Colocando una mano a cada lado de su pelirroja cabecita.


- Junsu…tengo que decirte esto…


- ¿Qué es lo que estás haciendo Yoochun ah?... -Junsu estaba empezando a sorprenderse, Yoochun siempre lo trataba con mucho respeto y ser acorralado así e invadir el espacio personal no podía catalogarse como algo “respetuoso”-.


- Mírame…-logró que su profunda voz se escuchara segura y varonil-.


- Lo hago…-sin saber bien que sucedía clavó sus grises y penetrantes ojos en la celeste mirada de su amigo más alto-.


- Estoy…me… ¡vaya…! esto es difícil…-Yoochun sudaba, temblaba, estaba en realidad muy nervioso, la mirada de sus ojos lo ponía un poco peor...bueno no es que te le declares todos los días a alguien, menos cuando es la persona que más has amado en toda tu puta vida, que es un hombre y que para mala suerte podría estar enamorado de alguien más-.


- Me estoy cansando Yoochun, ¿qué demonios es esto?...- Yoochun tuvo que dejar su cobardía de lado, Junsu siempre decía que no soportaba al policía moreno y alto, tal vez era cierto, no había más tiempo para él, tenía la esperanza de que si le mostraba sus sentimientos Junsu lo miraría y así no lo perdería, se estaba jugando la vida en ese momento-.


- Me gustas Junsu, estoy enamorado de ti…quiero estés conmigo…


- Oh…Yoochun ah, yo…, no… Mira yo…sabes que eres un amigo valioso para mí, mucho, de veras muchísimo, sabes que soy capaz de matar y morir por ti…pero yo no…


*Yo te lo había dicho muchas veces tonto Junsu, Yoochun está echándote el ojo, bueno yo creo que no solo le gustaría echarte un ojo, sino echarse todo él sobre ti, pero no me hiciste caso, viste YO tenía razón*...”no tienes idea de cómo te odio consciencia”, *acaso es mi culpa, tu eres el necio distraído*...”Demonios”...*Y ahora como le vas a decir que te gusta Chang...* “Ni lo sueñes consciencia, no se te ocurra repetir eso”...


- Mira, lo sé…pero podemos intentar, yo…-mientras Yoochun hablaba, con el rostro completamente rojo y nervioso, Junsu negaba levemente con su cabeza, su corazón dolía mucho, no quería aceptar que siempre había sabido que sentía su amigo por él, y ahora por no poner en claro las cosas desde el principio, debía romperle el corazón-.


Desde fuera se escuchó una voz, Eunhyuk.


- Junsu hyung es hora del espectáculo… sal…


Dejó a Yoochun sin darle una respuesta definitiva, no podía darle su cariño a su amigo, no era capaz de mentir respecto a sus sentimientos, su personalidad era demasiado transparente…él no heriría a nadie con una mentira. Se escapó como pudo de los brazos de aquel, corriendo abrió la puerta y por un delgado pasillo bajo el tablón saltó al escenario.


Suspiró descorazonado, no había otra opción, había que decirle la verdad a Yoochun...sin embargo todo el hilo de sus pensamientos dejó de ser coherente cuando halló al policía que vestía una camisa blanca bebiendo algo en la barra, y el resto no importaba, era precioso de ver desde cualquier ángulo, recordó la confesión que acaba de escuchar y se sintió un malnacido por recrearse viendo a este hombre que ni de lejos merecía su amor tanto como Yoochun lo hacía. *El amor es un idiota, siempre nos obliga a amar a las personas equivocadas...*...”conciencia...NO me lo recuerdes...”


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Hoy estaba vestido con el típico pantalón de cuero negro y una camisa dorada sin mangas, acompañaban su estilo una chaqueta negra sencilla también de cuero. Completaban el sensual escenario los acordes de una guitarra ominosa que se escucharon en medio de la oscuridad, al empezar la canción las luces se encendieron y él estuvo en el centro del escenario. Con su intensa expresión facial se movía como de costumbre, suave, flexible, preciso, cantando impecablemente, su voz se acoplaba a los sonidos, la música le acariciaba la piel. 


¿Era malo sentir envidia de la música por ser capaz de poseer y dominar así a la persona que amas?

De pronto tuvo el irrefrenable deseo de ser la música, solo para poder poseerlo...


Por fin los ojos grises se encontraron los ojos turquesa de Changmin que estaba sentado en la barra y que en el preciso momento en el que él quedó al centro había cesado su conversación con Heechul. Empezó una parte de la coreografía en la que sus hombros se movían simulando quitarse la chaqueta, luego cae al piso y vuelve a hacerlo y esta vez en realidad se la quita, el moreno no pudo más que abrir su boca, poco importaba si la saliva empezaba a caer, claro todos los presentes enloquecían. Mujeres y hombres deliraban.


¿Se podía ser catalogado de loco por querer tener al chico solo para él, sin que nadie más pueda admirar sus movimientos elegantes y sensuales, sin  que nadie pueda escuchar su perfecta voz...? Sí, seguramente sería catalogado de loco...


“Quiero ser su voz...o al menos cantar con él...”


Fue a propósito, lo estaba provocando…cada movimiento, cada frase en la canción, él hablaba japonés perfectamente por lo que se sentía más escandalizado con la letra, demasiado sugerente, el pelirrojo no había despegado sus hermosos ojos gris y verde de los turquesa de Changmin mientras simulaba desnudarse para él, y eso ya era demasiado para su paz mental, cada vez que aparecía por el bar para hacer su trabajo y salvarlo, aquel enano pelirrojo le bloqueaba la mente y lo dejaba en blanco, perdido, caliente y dolorido. 


*Bien hecho Junsito, ¿ves su cara?, desde aquí veo sus babas caer, así lo quería tener, eso le pasa al grandote aquel por arrestarnos* “Cállate” *Aunque, ¿no crees que sería muy sexy si nos follara con las esposas puestas?* “Ya sabía maldita consciencia que no debía dejarte leer las Cincuenta sombras de Grey”…


Como siempre la presentación fue ovacionada. 


Sonriendo, como un niño de ocho años agradeció el entusiasmo, sonrió tapándose la boca con una mano, luego pidió silencio y se sentó al piano, Kanashimi no Yukue la había compuesto el mismo, pensando en Changmin…


Las delicadas notas inundaron el salón...todos los pechos suspiraron...


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- Es muy bueno, ¿no es así?...-la mirada siempre pícara y alerta de Heechul quería obtener información, Yoochun se lo había pedido de favor, había que saber si el policía en realidad estaba interesado en el pelirrojo-.


- Lo es… -respondió la pregunta sin mirar a su interlocutor, sus ojos estaban “ocupados”-.


- Cierra la boca, la baba se te va a caer…-dijo maliciosamente-.


- No me jodas…- Heechul sonrió, “vaya es muy obvio que el infantil cariño se ha transformado en un libidinoso amor adolescente”-.


- ¿No te gusta…?


- ¡Estás loco…claro que no!-“no tienes que confirmármelo con tanta vehemencia” pensó el famoso barman-.

- Tiene muchos pretendientes masculinos y femeninos…-dijo intentando picar un poco más al policía que claramente se derretía en el taburete, sus ojos resbalaban por las formas que dejaban los movimientos de baile-.


- ¿Ah sí…?, pues que le aproveche…eso a mí, no me interesa...-los celos de Changmin eran tan obvios, tenía malas noticias para Yoochun, el policía estaba enamorado de Junsu, Heechul cambió de tema, no había nada más que confirmar-.


- Él se dedica a los niños, más que a los negocios, para eso estamos nosotros…para ayudarlo…

- Sí, me di cuenta, los niños le quieren mucho y lo respetan…-”Aun debe seguir siendo tan malo en matemáticas como lo recuerdo”-.


- ¿Ya los conoces? -Changmin asintió sin dejar de mirar al escenario-...él se ha encargado de que tengan todo y de que sean felices a pesar de sus tragedias familiares…


Los aplausos retumbaron en el lugar, Changmin frunció el ceño resignado al hecho de que no era justo privar al mundo de la voz de su pelirrojo. Al terminar Intoxication la música del piano inundó el salón, acompañado de la suave y romántica voz ronca de Junsu...


- Él no quiere que nadie sufra lo que él mismo pasó, ¿cierto?...-esa canción era muy triste, pero muy hermosa-.


- Así es…


- ¿Qué fue lo que en realidad sucedió?...


- Estás muy equivocado si piensas que yo te diré eso, es algo que tiene que decírtelo él mismo…hicimos un pacto de no mencionarlo nunca...


- … - bufó molesto nadie quería decírselo, iba a ser difícil cumplir su misión de fondo, cambió de tema, pues en esa dirección había llegado a un punto muerto-.
- ¿Siempre tiene tan mal carácter?


- Siempre… su paciencia es casi tanta como su tamaño...

- Menos cuando canta…allí pareciera ser otra persona...


- No, la verdad es que se pone de mal humor con los tipos “pesados”...jajaja...-señaló con su dedo, pero no fue tomado en cuenta ni un poco-.


La verdad es que desde la noche en la que se libraron de sus captores y torturadores, Junsu había desarrollado un trastorno para manejar la ira, con las personas que amaba se contenía mucho y parecía por lo regular una persona normal, sin embargo con las cosas externas siempre estaba al borde, siempre estaba a un pelo de perder la paciencia. Si el asunto era malo de verdad entonces no lo soportaba y descargaba su furia sin premeditación alguna, con el primer objeto que tuviera a la mano con el primer hijo de puta que apareciera.


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Esa noche Junsu volvió a escapar de él, para cuando quiso alcanzarlo ya no estaba en el bar y nuevamente no pudo hablar, además suponía que aun estaría molesto por haber sido arrestado. Para ser honesto no sabía cómo acercársele, y era urgente, sobre todo ahora, después de la profunda reprimenda que había recibido de su jefe, hoy estaba en apuros. Frunció su ceño e hizo un puchero cuando recordó que el muy maldito ni siquiera le había dado las gracias por haberlo salvado el día de la riña. Sin embargo la música lo había dejado relajado y ahora volvía a casa, la voz de ese pelirrojo tenía esa capacidad. 


Una figura lo esperaba arrimado a la puerta de su apartamento.


- Teniente…


- Jefe Jung…


- ¿Qué es lo que has estado haciendo?...sabes que necesitamos avanzar en ese caso, me dijiste que te diera más tiempo, pero solo vas allí para entretenerte…


- Jefe, yo…-Changmin estaba en una encrucijada, quería que Junsu se abriera con él, que le cuente todo con detalles, para poder hallar una estrategia con la que no fuera a la cárcel, la misión de su escuadrón era hallar la verdad del caso de Lee So Man y encerrar a los culpables. Cómo protegerlo si no le decía nada, la cara de su jefe le decía que había perdido la paciencia. 


- Mañana iré contigo al dichoso bar… tendré que hacerme cargo yo mismo…


- Yunho, por favor…solo un poco más de tiempo…


- No, ya te he dado demasiado tiempo…


- Una noche más…


- Mañana iremos juntos y obtendrás la confesión…, lo arrestaré con o sin pruebas…, ya sabes que a mí no me importa, me asignaron este trabajo porque es difícil…, lo cumpliré, sin pensar en nada. 


- Esta persona…


- Lo sé…-Hizo una silenciosa pausa, en la que le dio a entender a su amigo alto y moreno que conocía sus razones y lo que “esa persona” significaba para él- Pero no podrás cubrirlo más, lo que ha hecho deberá decidir un tribunal el castigo que merece…


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Esa mañana había sido muy agradable, ayudar a los niños que estaban en primaria, con las tareas fue interesante, parecía ser que todo era mejor cuando estaba con ellos, estar ocupado le producía paz, ver sus sonrisas, escuchar sus llantos, compartir sus sueños. Eran una excelente razón para vivir. Los recuerdos infantiles felices venían con mucha facilidad a la memoria por influencia del policía y su constante presencia en sus pensamientos, ahora recordaba perfectamente la técnica para resolver los problemas de matemáticas que las chicas que hacían de maestras, habían dejado de tarea para ellos, en su improvisada escuela. Resonaban en su cabeza una a una las explicaciones de Changmin, era tan paciente con él, le había explicado aquello mil veces y él nunca había puesto real atención hasta el día en el chico moreno prometió no enseñarle más, su memoria guardaba ese preciso día, fue una de las pequeñas cosas que le sostuvo durante mucho tiempo.
 

Podía recordar tantas cosas pequeñitas que vives cuando eres niño, la primera vez que se colgaron de un árbol, la vez que se bañaron en lodo al intentar hacer una mini montaña con un lago, los pasteles de naranja de la madre de Changmin y los panecillos de su propia madre. Nunca tuvieron ningún juguete caro pero su infancia fue feliz...


- Papi Junsi... ¿me oyes?


Sonrió mientras HyunA le llamaba la atención para hacerle la misma pregunta que él mismo le hizo a Changmin hace varios años. Se la respondió incluso usando las mismas palabras de su amigo, a lo que la chiquilla puso cara de haber entendido realmente, sus pequeños ojos se iluminaron y fue corriendo a resolver su tarea. 


Ayudar a Jaejoong a cocinar era peor que la balacera del otro día, le parecía que era imposible hacer tantas cosas para tantas personas, sin embargo Jaejoong jamás dejaba de sonreír mientras cocinaba, no importa lo pesado que fuera. El día se terminaba en un santiamén, pero todo valía la pena.

No iría al bar, tenía que cuidar a sus niños, esta noche se presentaría Jaejoong, así que sin duda estaría lleno, todos tendrían mucho trabajo. 


Jaejoong se marchó dejando a Onew para que lo ayude a terminar de limpiar la cocina y a acostar a los niños. Alguien debía dormir con los más pequeños, algunos estaban por fin dejando de tener pesadillas.

Junsu no dormía con los niños para no despertarlos con sus propios gritos, odiaba la noche, pues las pesadillas siempre volvían a su sueño, odiaba esa parte de su pasado que nunca moría en su cabeza, en su vida. Tenía la consciencia de que debía librarse de aquello, pero no sabía cómo. Alguna vez había pensado que cuidar a los niños lo sacaría de ese hoyo, pero la verdad es que solamente le permitía escapar unos instantes. 


¿Quién habría pues de mostrarle el camino a la libertad definitiva...?

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