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Arualthings

Memorias Prohibidas - Cap. 14

No comprenderá.
 


Heechul levantó apenas su mano, pocos centímetros delante del rostro de Sungmin, impidiéndole continuar, y no es como si Lee de repente obedeciera a ciegas y bajara la cabeza, pero él sabía bien que cuando se trataba de Jaejoong poco lo podía contradecir.

Entró sin cuidado, abriendo la puerta sin miramientos, con su barbilla en alto y sus pasos sonando en el lugar, con las personas inclinándose ante él, pero Jaejoong estaba un poco lejos aún, apuntaba directo a un blanco lejano e imposible para él, pero Jaejoong parecía tan capaz que únicamente lo observó.

Pronto los ojos de Kim estuvieron lejos de su objetivo, mirándolo con desdén y algo parecido a la hipocresía —¿Qué te trae por aquí?
—¿Es cierto?

Ni siquiera tomó en cuenta a las demás personas, se acercó un poco más y Jaejoong solo guardó su arma otra vez.

—¿El qué?
—Leesang te dejará ir luego de esto, luego de la misión que te ha encomendado. ¿Por qué hacerlo? ¿Por qué irte?

—Hablas como si me fueras a extrañar— Jaejoong jugó con su voz burlona, y sus pasos directos a la imagen contrariada de Heechul, a esos ojos abiertos de par en par que más bien parecían desesperados —Aunque en realidad es frustración ¿verdad?— Acarició el cabello de Heechul, con su ironía plasmada en cada gesto —Voy a ser libre y tú no. La linda muñeca de porcelana Kim Heechul se quedará atrapada por siempre en este horrendo lugar. Es eso lo que te ha traído hasta acá ¿no?

De repente la risa de Jaejoong se escuchó por todas partes, alta y desalmada mientras Heechul había tomado su brazo y había logrado doblar su cuerpo.

—Leesang jamás te dejará ir— Susurró el mayor, con resentimiento y desprecio a la vez —Lo sabes bien.
—Tengo un plan.

—Nunca podrás escapar de él.
—Al menos mis posibilidades son mayores a las tuyas, tú única libertad es la muerte Heechul. ¿Nunca has pensado en intentarlo?

Jaejoong contrario a quejarse, volvió a reír, inclusive cuando Heechul apretó más el agarre y su piel resentida quedaba roja ante el agarre.

—Jódete.

Las manos del mayor dejaron de apresarlo y Jaejoong no demoró mucho en recuperar el equilibrio, y rozar despacio el lugar donde Heechul había apretado. Sonrió solo un poco más y miró la expresión molesta del otro.

—No nos veremos nunca más, deberías estar feliz.— Jaejoong volvió a caminar, con sus pasos cercanos a él —Estoy dispuesto a hacer lo que sea con tal de terminar con todo esto. Solo es una vida más. ¿Serías tú capaz de eso Heechul? Una vida, por otra.

—¿Matar a un tipo te dará la libertad?
—No es cualquier tipo— Jaejoong sonrió —Es hijo de un ejecutivo y hombre del gobierno, su vida me dará la libertad. Shim Changmin me dará algo que nunca podrás tener, algo en lo que nunca me podrás ganar.




Heechul pocas veces dejaba su cuerpo reposar en la tina de baño más tiempo del necesario. Solo cerraba su cuerpo y dejaba sus recuerdos aparecer, que la sombra de Jaejoong no lo hiciera sentirse culpable por haberlo lanzado a la boca del lobo.

Las heridas de su piel seguían martirizando cada espacio de su vida y la cabeza le dolía solo de pensar, de recordar, al ser consciente que Leesang fácilmente podía regresar. Su cuerpo ligero se lamentaba y las manos húmedas subían a su rostro mojándolo a ratos su piel seca y su cabello largo.

Bastaba un pequeño gesto, un pequeño resbalón algo que pudiera no parecer intencional. Dejó entonces que su cuerpo cayera despacio por el agua, que cada parte que pudo de su humanidad quedara bajo el agua, que su cabello se alzara en medio de él y que su cuerpo quisiera elevarse por instinto.

Pero apretar los labios no era suficiente, los instintos luchaban por ese aire que no le llegaba, y sin embargo Heechul no los dejaba, cerraba sus ojos y apretaba los puños.

—Hyung…

Escuchó a Sungmin, a pesar del agua en sus oídos, su voz distorsionada para él.

—Hyung ¿está todo bien?

Pero de pronto se vio débil, y asustado, emergió su cara con impaciencia e inseguridad, tosiendo bajito para no ser escuchado, alejando el cabello de su rostro y llevando una mano a su pecho, recuperando el aire como el sentimiento más gratificante en ese día.

Y respiró, varias veces antes de poder hablar.

—¡Hyung!
—Estoy bien Sungmin…— Su voz seca y dañada fue lo único que dejó salir —Me estaba quedando dormido.

Sungmin demoró en hablar, pareció pensarlo mucho antes de volver a hablar.

—Está bien… Pero ten cuidado, por favor.

Un sonido pequeño salió de él, Sungmin pareció entenderlo porque sus pasos se escucharon dentro del departamento otra vez. El olor a comida recién preparada le regaló un halo de esperanza y suspiró.

—Cobarde…— Masculló despreciativamente. Apretando con fuerza el borde de la bañera y hundiendo sus dedos ahí —…Tan cobarde Kim Heechul.




—¡¿Qué diablos significa esto?!— La voz de Mir se esparció con fuerza, sus puños cerrados golpearon la pared que era el pecho de Rain mientras el menor se sacudía con violencia con sus ojos repletos de lágrimas y frustración —¡¿Por qué se encuentra él libre?! ¿Por qué no está pagando lo que le hizo a mi hermano?

De pronto Jihoon sintió las manos de Cheolyong aferrándose a su camisa, con tanta fuerza, que los ojos llenos de incomprensión no pudieron aguantar más, se cerraron bajo la presión, y Jihoon colocó sus manos en alto, presionó despacio su espalda y trató de buscar las palabras, que ese llanto amargo no nublara su objetividad.

—No es justo… Él nos hizo tanto daño— Cheolyong sollozaba despacio, lejos de toda esa gente en el restaurante a quien Mirah les había pedido marcharse, dentro de ese pequeño espacio de recuerdos donde Changmin y él habían crecido hace tanto, con su voz sonando en cada espacio y su risa martillando a la cordura —¿No lo entienden? Ese asesino anda suelto… él desbarató nuestra vida. ¿Por qué?

Rain lo encontró tan pequeño entre sus brazos, rogando por una justicia que parecía no tocar a su puerta, repentinamente Mir pareció no soportar más, su cuerpo débil se dejó caer y Rain prefirió caer a su lado, con sus piernas apenas cruzadas mientras el menor hundía el rostro en su pecho. Lloraba como el primer día, sus ojos pequeños rojos por completo, su sollozo como la primera vez que lo vio.

Tan vacío, tan dolido, tan herido.

—¿Por qué nadie puede entender?

—Lo siento mucho— Se encontró acariciando su cabello de repente, con una lágrima saliendo de sus ojos hasta aquel caballo castaño —Haré que la justicia haga su trabajo. Ya no estará libre, suceda lo que suceda, me encargaré de que el culpable no siga suelto más.

Pero si Cheolyong lo escuchó siquiera será un misterio, porque el menor solo ocultó su rostro y lloró. Mirah entonces se arrodilló frente a él, acariciando su rostro despacio, con una inestable culpabilidad acusándola sin haberse dado cuenta.




Yunho no comprendió muchas cosas cuando finalmente llegaron al departamento de Jaejoong, Kim se había mantenido bajo el más absoluto de los silencios. Con pasos descoordinados, a consciencia que Yunho y Siwon caminaban tras él. Pero Jung lo observó, cada segundo esperando una respuesta por parte de él. Un indicio por mínimo que este fuera.

—¿Es cierto?

Dentro del pequeño lugar los pasos al fin se habían detenido, y la expresión devastada de Jaejoong parecía jugar a contrastar con esos colores que subían por todas partes en sus paredes, había estado llenando el lugar de recuerdos, de cada cosa que había significado algo para él.

—Jaejoong será mejor que te sientes.

Trató de tomarlo del brazo, pero su tacto fue rechazado al instante, esos ojos abiertos de par en par lo miraban con temor y Siwon solo había pasado una mano por su rostro, cansado, sentado sobre el sillón. Yunho levantó sus manos en ese instante, pidiéndole sentarse otra vez.

—Cuando ocurrió el accidente, quedaron muchos cabos sueltos. No sabemos bien lo que sucedió— Trató de ser leve, que Jaejoong se calmara al menos en la intención —Le dispararon a Shim Changmin, el hermano mayor del muchacho con el que tuviste el altercado. Y según lo que la policía está sospechando la bala fue disparada por ti. Aunque no sabemos qué pasó con Changmin, ni por qué razón caíste al agua también.

—¿Yo le disparé?— Jaejoong sintió esa horrible sensación en su estómago nuevamente, la misma sensación de sus pesadillas —¿Fui yo?
—Es lo que tratamos de averiguar.

Jaejoong abrió sus ojos demasiado —¿Tratamos?

Siwon miró a Yunho, el error que había cometido y la poca solución que se le veía a ese camino mientras Jaejoong continuara estoico y arremetiéndose contra sus propias emociones, finalmente Choi suspiró. Yunho inmóvil no parecía muy dispuesto a continuar.

—Yunho y yo somos detectives, estamos a cargo de este caso y…
—¿Me mentiste?

El cuerpo de Jaejoong se levantó abruptamente.

—¡¿Soy un asesino y ni siquiera eso fuiste capaz de decirme?!
—Jaejoong por favor…

Jaejoong se volvió alejar en cuanto notó la intención de Yunho por acercarse.

—¿Por qué creen que soy yo?
—Existe la posibilidad… De que hubiera sido un trabajo encomendado por alguien más.

De pronto el pequeño mundo de Jaejoong dio vueltas agresivamente, presa de esa inestabilidad que lo acongojaba mientras daba pasos torpes hacía atrás. Nublado ante la idea, ofuscado bajó la cabeza y negó. Forzó su mente, sus recuerdos, buscaba su señal, esa que lo anclara a negarlo todo, a gritarles que lo dejaran solo.

—Jaejoong…
—Déjenme solo.

No se tomó la molestia de decir algo más. Sus pasos descoordinados de nuevo lo llevaron hasta su habitación, cerró la puerta con fuerza y Yunho lo vio esconderse tras la madera la puerta, sus cejas juntas miraban con preocupación el espacio que había dejado a su rastro y luego sus sollozos y las cosas rompiéndose dentro de la habitación lo hicieron estremecerse. Apretó los puños y bajó la cabeza.

Jaejoong gritaba a ratos, se hundía en un infierno propio al cual no tenía permitido acceder y de pronto la presencia de Siwon lo trajo de vuelta a la realidad, la voz de Choi pidiendo doble custodia con Jaejoong una que ya ni siquiera necesitaba ser disimulada, porque el mundo entero desconfiaba de Jaejoong y Yunho creía sentirse perdido otra vez.




Fueron pocos días, demasiados cortos en comparación de Minho antes que se encontraran viajando hasta Seúl y que sus pasos algo desorientados lo llevaran por una ciudad que parecía deslumbrar a Changmin. Era como un miedo propio a que cualquier cosa le recordara su pasado al mayor, y entonces Minho se asfixiaba con su egoísmo y el miedo a quedarse solo.

A veces, cuando lo miraba por un largo rato Changmin le sonreía, con la más grande de sus sonrisas, preguntándole si algo sucedía, pero Minho solo negaba sutilmente y luego caminaba. Estaba anclando por todos los lugares, retrasando lo más que podía ver a su hermano mayor ese día, pero Changmin parecía no parar de contar los minutos.

Y Minho se sentía devastado.

—Parece que en verdad eres de aquí— Comentó repentinamente, llamando la atención de Changmin quien giró hasta él y luego suspiró.
—Quien sabe, a lo mejor soy de otro lado, pero la sola idea de saber que pertenezco a algún lado es lo que me tiene así de eufórico.

—Quizá… ¿No hay algo? ¿No has visto algo?
—No, solo me gusta esta ciudad. Solo eso…

Las palabras de Shim parecían perderse un rato mientras observaba los lugares y parecía mirarlos con cuidado, analizarlos para ver una sola posibilidad que lo hiciera quedarse por un buen motivo, sin embargo Minho lo veía bajo el mismo proceso entonces, Shim suspiraba, continuaba con su camino y luego volvía a su lado.

Minho creía que si el final de este viaje improvisado a Seúl, terminara del mismo modo sería ideal, luego regresaba a la realidad y caía en cuenta de que Siwon, eficiente como él solo, encontraría a Changmin, encontraría su mundo y su familia. Encontraría incluso al tal Yoochun…

Y cuando pensaba en eso, caminaba más lento.




—¿Sucede algo?

Junsu se cercó por atrás, con sus manos levemente rodeando el cuello de Yoochun, logrando borrar un poco de esa mirada atareada en Park, mientras dejaba la laptop a un lado y luego solo peinaba un poco su cabello. Yoochun últimamente lucía estresado y cansado. Alejado de cualquier emoción bonita que antes le hubiera enseñado.

—Creo que debo regresar a Seúl— Los instantes en que Junsu se tomó el tiempo para asimilar las palabras del otro fueron cortos, apenas parpadeó y miró con desconfianza al mayor, intentando entender porque primero decidía quedarse y luego sencillamente planeaba marcharse —Están ocurriendo cosas…

De pronto las manos de Yoochun tocaron inconsciente ese collar que colgaba de su cuello y que rara vez no llevaba con él, ese con la inscripción de Changmin y Yoochun como el más valioso de los recuerdos. Junsu ya no se sintió cómodo a su lado.

—¿Respecto al caso?
—Sí, la mamá de Changmin me acaba de escribir, al parecer le han dado orden de arresto al sospechoso principal, se encuentran en eso en este momento.

Junsu movió sus manos un poco, sentándose frente a él.

—Debes regresar.

Sonaba como una orden mal influenciada mientras bajaba la mirada y mordía su labio. Yoochun guardaba silencio, agotado y confundido todavía.

—Ven conmigo— Esas manos de Yoochun tomaron las suyas, Junsu apenas tuvo tiempo de levantar la mirada, recordó el beso que les hacía falta, el que nunca había llegado en cuanto notó a Park moverse hacía su boca en un pequeño movimiento —Vente conmigo por favor. Te necesito ahí, junto a mí.

Sonaba inverosímil, Yoochun susurraba despacio muy cerca de su boca, decía cosas que no debería mientras cerraba sus ojos y lo hacía Junsu creer en lo que no debería. Fue como sellar una promesa, sintió los labios finos del otro sobre su boca y la mezcla de emociones vertiendo en su garganta.

Había algo incompleto en medio de ese beso, pero Junsu no le hizo caso a sus instintos, presionó ligeramente los brazos de Yoochun y asintió.

—Está bien, estoy en medio de mis vacaciones supongo…

Yoochun sonrió, tan expresivamente que Junsu se trató de convencer. De confiarse por estar haciendo lo correcto, aún más cuando sintió el abrazo del otro. Yoochun estaba a punto de cerrar la página más importante de su vida. Junsu quería estar ahí para él, quería ser el apoyo que había sido todo este tiempo. Una vez más.




Yunho había llegado a trabajar un día más sin dormir lo necesario. Jaejoong había puesto una barrera dos días atrás cuando todo se descubriera, no contestaba sus llamadas, no le abría la puerta, ni siquiera salía del departamento. Lo único que había dado indicios de que continuaba con vida era su voz pidiéndole que lo dejara en paz.

Estaba en un limbo, no insistía más. No sabía cómo insistir.
Creer en él, era entregar su placa. Creer en Jaejoong cuando el mismo Jaejoong no creía en sí mismo era estar ciego ante el mundo.

Pero esa mañana fue diferente. Los padres de Changmin pasaron a su lado, y su consciencia batalló de nuevo entre lo correcto y el sufrimiento de esa familia. Miró de soslayo a los adultos que pasaron con sus rostros ciegos y aletargados por el tiempo.

Sin embargo dentro era todo un caos, Mir se encontraba de brazos cruzados en una de las sillas esperando por algo y la gente caminaba de un lugar a otro.

—Al fin llegas— Siwon caminó junto a él, impulsándolo a acelerar el paso —Apareció un testigo, habló con Rain hace un par de horas. Kim lo hizo, tiene incluso una grabación.

Esta vez fue diferente, Yunho solo se paralizó y sintió todo su cuerpo sacudido por una corriente eléctrica mientras los ojos de Choi lo miraban confuso e impacientes.

—¿Qué sucede?— Preguntó y Yunho solo pudo sacudir su cabeza —Vamos, que Rain está dando unas indicaciones importantes.

Siwon abrió la puerta del despacho y Yunho era como un muñeco siendo movido a su antojo.

—Comprueben con Shindong su ubicación y luego simplemente ingresen. No se nos puede escapar por ningún motivo. Traten de que no haya ningún tipo de inconvenientes. Nada de cateo por el momento, únicamente queremos encargarnos de él.

—¿Ya hay una orden?

Su voz baja y suave llamó la atención de Rain que terminaba de colocarse su chaleco, mientras fruncía el ceño y asentía. —Sí, acabo de firmarla. Encárgate junto a Siwon de comprobar que todo vaya en orden con los del departamento técnico que se encuentran revisando la veracidad del video.

—¿El testigo es confiable?

Volvió a hablar, ganándose la mirada escrutiñadora de Siwon y los pasos fuertes de Jihoon directo hasta él.

—Céntrate Yunho. Ve a hacer lo que les pedí.

La voz de Rain sonó tan demandante que Yunho solo pudo asentir mientras su mente trabajaba demasiado pronto, la imagen de Jaejoong siendo apresado atormentándolo tan destructivamente que solo pudo apretar los puños y desear el valor que le hacía falta para ir por él y sacarlo de ahí.

Pero luego reflexionaba, no era valor lo que le hacía falta.
Era egoísmo, era el llanto desesperado de una familia que solo pedía lo justo.

Porque si fuera otra persona, si tan solo se tratara de otra persona, probablemente Yunho no estuviera atormentándose cada noche con sus propios fantasmas.




Volvió a sentir el tacto de su mano, tan diferente a la última vez que su cuerpo propio reaccionó retrocediendo y encogiéndose un poco, la mirada de Leesang en sus heridas mientras acariciaba su rostro despacio y parecía solo contemplarlo.

—Las heridas han cicatrizado rápido— Lo examinaba, y susurraba sus palabras como si no hablara con él realmente —¿Duelen?
—…No.

Apenas se escuchó asi mismo pero Leesang asintió. Suspirando mientras se acomodaba a su lado en el mueble y las alertas de Heechul se mantenían en alto. Miraba al hombre con algo de preocupación por su mutismo y esas ojeras visibles que antes no tenía.

—Encontramos a Jaejoong— El cuerpo entero de Heechul se estremeció ante la noticia —Pero mis hombres ya se encuentran arreglándolo todo.
—¿Van a matarlo?

—Mejor que eso.

Leesang sonrió. Acariciando su rostro de nuevo, Heechul únicamente bajó la cabeza y apretó sus puños, las uñas de sus dedos lastimando sus manos.

—Tú no te preocupes, Heechul. Eso tiene que tenerte sin cuidado.

Era como un animal pequeño e indefenso frente a él. Atemorizado por una vida que no retenía, mientras el otro pretendía cerrar los ojos y fingir que nada había ocurrido. Heechul se sentía tan pequeño entonces, que esa vida, era incluso peor que la muerte.



Mir había decidido esperar a que el sujeto ese entrara por esa puerta, sus padres en cambio habían odiado la idea. Ver al tal Jaejoong entrar esposado y con su expresión vacía era el peor de los estados, especialmente para su madre, pero Cheolyong solo quería corroborarlo, saber que ese infierno terminaría al fin.

Esperó quince minutos más, su impaciencia haciendo eco por todas partes mientras miraba la hora y sacaba su celular.

—¿Seguro que es aquí?
—Sí, he venido un par de veces. Déjame preguntar por él.

Mir había escuchado, fuerte y claro esa voz que tanto se parecía a la de su hermano, pero su pecho se contrajo y Mir se obligó a cerrar los ojos y apretar el celular entre sus manos. Era su propia mente jugándole malas bromas, como siempre, como cuando soñaba con él, o le parecía verlo en todos lados.

Luego un pequeño objeto rodó hasta sus pies, proveniente de la pequeña bolsa de regalos que había caído en el suelo y lo hizo finalmente levantar la mirada y capturar la imagen de aquel hombre alto frente a él que recogía el par de cosas que se habían salido de la funda de papel.

Sus ojos fueron fieles testigos mientras los abría en demasía y su cuerpo perdía la fuerza, soltando el celular entre sus manos y mirándolo con desconfianza a la vez.

—¿Changmin?

Pero su voz dicha en susurros no llegó hasta el más alto, su imagen figuraba exacta y Mir solo pensó en lanzársele a los brazos, incluso si se estaba equivocando.

—Dicen que si está, pero se encuentra un poco ocupado.

Minho logró hacer un pequeño puchero, mientras Changmin asentía comprensible, sus manos sostenían todavía la bolsa de regalo y de pronto su cuerpo se vio sacudido por el muchacho que lo había agarrado del brazo y lo miraba directo a los ojos como si buscara algo perdido en medio de ellos.

—¿Changmin?

Repitió el menor y los ojos del más alto en esta ocasión parpadearon confundidos, absortos en los ojos débiles y desconfiados de aquel muchacho que parecía temblar repentinamente frente a él.




—¿Y estás seguro?

Hyun Joong miró a Junsu arreglar un par de cosas en la maleta, las pocas cosas que recogía mientras murmuraba palabras y de vez en cuando saltaba recordando algo que parecía ser importante.

Tuvo esa sensación extraña en el estómago y suspiró, sin saber cómo abarcar el tema todavía.

—Me pidió que lo acompañara, creo estar haciendo lo correcto— Junsu respondió confiado, lo más confiado que podía —Sé que va a ser un poco complicado e incluso doloroso para mí. Changmin fue tantas cosas en la vida de Yoochun que… Sé que va a ser difícil, pero es importante.

—¿Cuándo viajan?
—Esta misma tarde. Yoochun se está encargando de los pasajes.

Hyun Joong asintió. Doblando un pequeño suéter del menor y suspiró despacio mientras mordía un poco su labio inferior.

—Tienes que saber a qué vas a enfrentarte. Changmin no solo fue muchas cosas en la vida de Yoochun. Fue prácticamente la vida de Yoochun. Ellos se querían de una manera que a veces no me parecía la correcta porque se necesitaban mucho el uno del otro, pero extrañamente parecían funcionar bien así. Junsu… Antes de viajar tienes que haber entendido que Changmin nunca desaparecerá vivirá siempre a través de Yoochun, así él no lo pretenda. Solo, no apresuren las cosas ¿de acuerdo?

Junsu asintió, caminando despacio hasta sentarse junto al mayor en la cama.

—Lo sé, pero quiero intentarlo. No quiero arrepentirme de no haberme dado la oportunidad con Yoochun cuando todo me dice que él es el indicado.
—De acuerdo, y recuerda que puedes llamarme cuando quieras.


Hyun Joong alzó su mano y Junsu solo sonrió, abrazándolo con fuerza, con toda esa fuerza que necesitara antes de empezar la decisión más difícil que había tomado.

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