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El príncipe de los bárbaros - Cap. 10

Las relaciones entre las gemas sagradas son distintas…


- Su majestad, eso es un favor especial que debo pedirte, la doncella que se te ha ofrecido en realidad es mi primera esposa Kim Sun Ah, esta mañana me la he encontrado cuando volvía a palacio, entre lágrimas ella me ha solicitado que no la abandone. Me has prometido que podría llevar lo que quisiera a tu ciudad capital. Entonces, lo que te ruego es que me permitas llevarla a ella y a mi primo Kim Jaejoong como parte de mi corte, pues son las dos personas en las que más confío en el mundo.


Yunho se percató que el rey no había pedido llevar ningún objeto en especial. Nada que pudiera darle más comodidad, tan solo había pedido permanecer en compañía de sus seres más cercanos, sonrió lejanamente, esta era una persona muy valiosa. Sin embargo la expresión de Changmin no fue tan amable.


“¿Su esposa?, ¿en qué está pensando?, se supone que será mi…, pensándolo bien, ¿qué se supone que Junsu será para mí en el futuro?, no es que pueda casarme públicamente con un hombre…”


- Sé lo que he prometido, sin embargo, ¿tienes consciencia de que no te permitiré vivir con ella…? -dijo el príncipe en tono de reproche-.


- ¿No?...


La mirada fría de Changmin congeló todo el salón, tanto así que hasta Jaejoong sintió escalofríos.


- Los caballeros viven en el palacio en sus respectivas habitaciones, solos…-acotó Jung Yunho para cortar el hielo-.


Las cejas de Jaejoong se elevaron ligeramente, esto iba a convertirse en un problema.
- Oh…, su majestad no quiero dejarla sola en Ameria, de todas mis esposas ella es la única que no tiene familia…


“Es cierto, ¿dónde se supone que están el resto de las esposas de Junsu?” no puso en voz alta su pensamiento.


El depuesto Rey no dudó un segundo en poner su rodilla derecha en el piso con tal de lograr que el príncipe acceda a su petición. Changmin no pasó por alto la sumisa actitud, sin tener mucho de conocerse este hombre sabía dominar sutilmente su carácter, además sabiendo que Kim Junho estaba enamorado de ella, en el futuro nada bueno le esperaría a esta dama, así que aceptó la súplica.


- Cuando volvamos a Odaiba la enviaré a servir como ama de llaves de mi casa de hacienda a las afueras de la capital. Es un puesto adecuado para su nobleza, ¿te parece bien?...


- Agradezco tu amabilidad. –dijo Junsu haciendo un reverencia con su cabeza, mientras sonreía-.


“Harías cualquier cosa para mantenerme lejos de ella, porque le tienes celos, ¿cierto?. Ya no podría yacer con nadie más, ¿por qué dudas de mí?, te he jurado mi lealtad de todas las formas posibles”. Dijo con sus ojos al devolverle una profunda mirada. Con la misma intensidad el príncipe moreno miró al rey, lo que provocó un ambiente demasiado íntimo entre los dos y comenzó a ser incómodo para los otros dos caballeros presentes, por tanto Yunho que era un hombre práctico continuó la conversación.


- Su majestad nos habías dicho que querías comunicarnos algo importante… ¿qué es?...


- Es acerca de las joyas que están en nuestros cuerpos.


Changmin explicó con lujo de detalles todo lo que conocía sobre las joyas, sobre la especie de magnetismo relacionado con los colores que él suponía. Con tristeza reveló que no conocía los verdaderos poderes ocultos en las gemas o la manera de usarlos siquiera. Solo sabían que eran extraordinarios. Además sin dar explicaciones innecesarias indicó que desde ese momento Junsu sería una parte importante de su corte y de su vida.


- Soy un hombre observador, he visto que entre ustedes existe una especie de atracción, me pueden explicar que fue lo que sintieron al conocerse.


Abrió mucho los ojos, se cubrió la boca y luego con el sonrojo hasta las orejas Jaejoong después de serenarse un poco y aclarar que la gema que tenía sobre su piel era un par de circonios de forma romboidal en su espalda, con los ojos en el piso, explicó la maravillosa sensación que experimentó al conocer al caballero Jung. Junsu y Changmin sonrieron, entendiendo que su propia experiencia fue distinta, más intensa, más sexual.


Confirmando que su gema era una amatista triangular que estaba en el centro de su pecho, ofreció Yunho una explicación similar a la del caballero Kim, que a pesar de estar avergonzado no se sonrojó como aquel, su franca sonrisa no se perdió jamás. Tratando de guardar su decoro pero sin lograrlo miró de reojo al hermoso caballero Kim que estaba a punto de torcerse un dedo de tanto que lo apretaba mientras le escuchaba hablar. Le preocupó que pudiera sufrir alguna terrible fiebre pues su sonrojo no bajaba ni un poco y en su transparente piel era muy notorio.


Por último Changmin les explicó de qué manera había sanado sus heridas tan graves. Sin necesidad de comprobar sus palabras, pero queriendo que su amigos vea, le pidió a Junsu que muestre el poder de su diamante, era un ser con dones inimaginables. Tímidamente Jaejoong indicó que ya lo sabía. A Yunho se le permitió tocar el diamante, cosa que hizo muy respetuosamente y con solo el dorso de sus dos dedos, índice y medio de la mano derecha, inmediatamente la misma energía vital tan intensa que recorrió el cuerpo de Changmin en su hora, recorrió el cuerpo del apuesto caballero que sintió alivio del cansancio de la lucha y las heridas a medio curar. Maravillado sonrió a su príncipe entendiendo que todo lo que había hecho tenía su cometido, que tenía razón de seguir buscando a esta persona, pues había hallado algo fuera de su propio entendimiento. Jaejoong abrazó a su primo mientras colocaba su mano sobre el diamante, recuperó toda su salud con apenas rozarlo. Al príncipe no le agradó esa cercanía.


- Entonces su majestad lo siguiente que debemos hacer es buscar la manera de multiplicar el efecto…-


El entusiasmado tono de Yunho provocó un par de miradas muy incómodas de parte de los primos Kim, después de recibir semejante atención tuvo que comportarse más dignamente. Changmin que se hallaba perdido en sus pensamientos no se percató del incidente y siguió el curso de sus ideas, respondiendo a la sugerencia.


- Sí…, pero no se me ocurre nada útil… -pues para nada le agradaba la idea de que todo el mundo tuviera que acercarse tanto a Junsu para obtener el beneficio de su don-. Aún nos falta averiguar muchas cosas, aquel viejo facineroso está desaparecido, así que debe tener buenas noticias la siguiente vez que nos veamos, por su bien.


- Estos volúmenes contienen toda la información que les he dado, por favor lean y aprendan todo lo que puedan sobre el tema- dijo mientras entregaba los antiguos libros que estaban desgastados e incompletos-.


Posteriormente se dedicaron a redactar la carta que sería enviada mediante emisarios de Arai hasta la Ciudad de Isis, capital de Nívea con el objetivo de iniciar las relaciones diplomáticas con su reina. Hicieron llamar a los escribanos y a los mensajeros. Con el sello real de Junsu y Changmin la carta se guardó en un sobre recubierto de seda y se incluyó en el convoy regalos de oro y plata en maravillosos cofres de paulonia. Tanto Junsu como Changmin se observaban trabajar, ambos muy eficientes, muy serios. Nadie parecía notarlo, pero los hilos del deseo se deslizaban por debajo de las mesas, las túnicas y los zapatos de todos los presentes. En algún se escuchó la voz del primo de Junsu.


- Entonces, su majestad nos retiramos…- dijo Kim Jaejoong a Yunho, sin mirarlo a los ojos, aun avergonzado-.


Changmin no pudo esconder su expresión de horror, ya se sentía el cuerpo completamente necesitado y esta noche no podría dormir con él. Se sentía morir. No sabía cómo negarse a que se marcharan. Sin embargo impotente se quedó junto a Yunho mientras los primos Kim hacían la reverencia antes de salir. Apretó los puños y dejó de respirar solo un instante. Inmediatamente el resto de funcionarios recogieron sus instrumentos y salieron no sin antes hacer una profunda reverencia a su monarca.


- ¿Qué sucede su majestad… estás bien?
- Hay algo que no te he dicho…-Yunho no respondió solo siguió escuchando-… bueno el vínculo con Junsu...del que hablé antes… lo hemos hecho a través del sex…


- No necesitas explicarte, al comprobar lo extraordinario que es el Rey Kim no tengo ninguna opinión en contra. Respeto y apoyo todas tus decisiones. Lo que no comprendo es tu expresión adolorida.


- Le deseo… como a nada en este mundo, le deseo sin límite, le deseo sin que pueda saciarme jamás, le deseo todo el tiempo, es un poco enfermo pero saciarme en su cuerpo es extraordinario… la noche pasada lo único que hemos hecho es follar y follar como locos, como animales… sé sincero, has hablado muy superficialmente de la atracción que sientes por el caballero Kim, ¿no sientes esta misma atracción tan imperiosa por él?, ustedes ya han sentido la “conexión”…


- Me atrae, mucho, no lo negaré, es hermoso como los hombres no deberían ser, pero no es esta pasión tan desenfrenada que tú describes con el rey. Es más suave, como si aquella persona representara la paz, o la dulzura, eso es lo que me provoca. Es un poco aberrante al ser un hombre. Aunque ninguna mujer ha sido capaz de provocar semejante sensación tan profunda en mí.


- Es diferente… a pesar de ser con las mismas gemas…


- Tal vez podría ser que la gema determina cierto rasgo del carácter de su poseedor.


- Vaya, es algo en lo que no me había puesto a pensar. Seguramente tienes razón por eso tu sentimiento es diferente del mío.


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- ¿Qué habitación le han asignado a su majestad?...


- La Cámara real sin duda primo…


- Entonces no habrá inconveniente, podré escabullirme dentro, sino no podré dormir en paz.


- ¿Qué es lo que dices?, ah es porque Sun Ah está allí… ¿qué demonios piensas hacer?-…


- Es que no te he explicado nada…el rey y yo, tenemos más que un vínculo de “amistad”… -se sonrojo un poco y siguió hablando erráticamente-…incluso lo hemos hecho…


- ¿Qué han hecho?...-su ceño fruncido indicaba total desorientación-.


- Pues… eso…, eso que se hace en la cama…


- ¿Dormir?


- No…, bueno no solo eso,


- No te entiendo primo Junsu, ¿de qué hablas…?


- Hemos follado…


Jaejoong volvió a sonrojarse furiosamente, no tuvo palabras para responder. Solo vio como los brillantes ojos de Junsu paseaban desesperados buscando alguna cosa. Su actitud ofuscada de pronto cesó y dijo:


- Se me acaba de ocurrir un plan…


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Al momento mismo de quedarse solos, Junsu corrió los pocos pasos que los separaban y se lanzó a sus brazos como si no se hubieran visto en meses, sin embargo solo habían pasado horas desde que se separaron en la mañana, se colgó de su cuello y comió sus labios con hambre y desesperación. Changmin le apretó con todas sus fuerzas, no sabía que había estado tan adolorido hasta que sintió un gran alivio al tocar su cuerpo. Quiso hundir su lengua hasta fondo. Pero al igual que en la batalla, Junsu era un magnífico contrincante y su lengua no se lo ponía fácil. Las manos de ambos apretaban con saña el cuerpo ajeno. No pasó mucho antes de estuvieran completamente desnudos revolcándose sobre la cama. Jamás se sentiría satisfecho, un orgasmo nunca era suficiente. No pronunciaron una sola palabra hasta después de amarse un par de horas.


- Pensé que moriría cuando te despediste en el salón…-dijo el príncipe enredando sus largas piernas en el cuerpo más pequeño-.


Junsu sonrió, aquella frase había salido acompañada de un profundo suspiro del pecho ajeno, tan sincera, así que no se detuvo en hacer su declaración. -Yo no me sentía capaz de dormir esta noche sin ti…- se apegó un poco más al enorme pecho, acurrucándose como un niño.


- Sin embargo me has sorprendido mucho al encontrarte aquí. ¿Cómo lo has hecho?


- En un castillo antiguo, como este, hay muchos pasajes secretos que conectan las habitaciones importantes. Además mi plan para mantener en secreto nuestra relación debe haber dado resultado. A estas horas todos en el salón piensan que estás con la doncella que te ofrecieron.


- Sin embargo cuando llegué ella no estaba ya aquí…


- Jaejoong me acompañó aquí y se la llevó a sus aposentos. Mañana la traerá de vuelta.


- Eres un genio cuando de ardides se trata, ¿no es así?


La risita traviesa de Junsu vibró contra la piel caliente del príncipe, ésta onda de calor recorrió ambos cuerpos que con una profunda mirada previa empezaron un nuevo ciclo de caricias y gemidos. En medio de la bruma de invierno y tras esa lluvia infernal la noche se había aclarado. La luz de la luna entraba por una ventana. Despiertos una vez más, sus frenéticos latidos y agitadas respiraciones luchaban por volver a la normalidad…


- ¿Te has dado cuenta?...


- ¿De qué…?


- La canción del contrato suena en la mente cada vez que estamos juntos…


- Sí…-con la necesidad saciada momentáneamente se decidió a abrir su corazón-. Changmin te agradezco por no destruir mi pueblo… haré lo que sea necesario para mantenerte satisfecho-.


- Estas diciendo que todo esto que me das es solo para que no maltrate a tu pueblo y no por otra razón…


- Habría alguna otra más importante…


Changmin giró su espalda, molesto, ¿solo lo hacía por su pueblo?, ¿no por él?… sintió dolor en el pecho. ¿Amor?, ¿era eso es lo que esperaba…?, sus sentimientos más íntimos se estremecieron, su esperanza era vana. Sin embargo la mano derecha de Junsu se deslizó desde atrás delicadamente por su abdomen y su pecho deteniéndose en su gema. Sintió como el otro cuerpo se acercaba y pegaba completamente a él mientras sus labios besaban su cuello en amorosa actitud. Junsu era un ser tan enigmático. Le hacía sentir miedo de no ser amado y luego le daba estas caricias que derretían su solitario corazón. Estaba perdidamente enamorado, ya no podía negarlo.


- Changmin… ¿estás molesto?...-susurró cadenciosamente cerca de su oído-.


- No… -“estoy herido…”-.


Sin entender Junsu siguió besando el cuello delicadamente, siguió por su hombro derecho. No dudó en chupar aquel espacio poderoso y lleno de músculos, Changmin era demasiado precioso, cada minúscula parte de él. Luego siguió bajando por la espalda. El alto príncipe cambio de posición recostándose completamente sobre su abdomen, quería dejar que el otro disfrute besando su espalda y seguir disfrutando de ese roce celestial. Escuchaba el chasquido de los labios despegarse de su piel después de cada beso y esa sensación recorría su cuerpo de norte a sur.


En el momento en el que Junsu llegó al punto mismo en que su espalda terminaba Changmin se giró bruscamente asustando a su amante. Lo colocó sobre su espalda y se acomodó entre sus piernas. Con ojos anhelantes el rey sonrió amablemente mientras movía su cadera para invitarlo a entrar nuevamente. Sin preparación alguna el príncipe se hundió en su cuerpo. Preciso, perfecto, infinito.


“Junsu, ¿serías capaz de entender Junsu que ya te amo? Me entrego a ti con todo lo que soy, con todo lo que tengo”.


En sus brazos mientras su cuerpo se mecía inclemente le sintió a punto de llegar al orgasmo y se detuvo y salió de su cuerpo, tan repentino que Junsu se asustó y sintió como las manos le indicaban que debía darse vuelta, así que colocado sobre sus rodillas, fue penetrado por detrás con fuerza una vez más, su miembro tomado y masturbado sin piedad. Dos o tres envites fueron suficientes para hacerle ver estrellas y llegar al clímax. Changmin también gritó sin pudor todo lo satisfecho que estaba, tembló, se derramó, cayó.


Se acomodaron juntos en la cama. Esta vez Changmin detrás.


- Siempre es un placer… tu eres todo placentero… cada parte de ti.


- ¿Solo eso ves de mí…? –“supongo que solo eso es importante para ti”, pensó con tristeza-.
- Me gustaría ver más… saber más…- pronunció con su profunda voz, al escuchar esa sencilla declaración Junsu sonrió. Entonces se convenció, no, para Changmin no es solo sexo, es mucho más-.


- Pregunta lo que quieras…


El resto de la madrugada Junsu habló de su familia, de su padre, su hermano, su difícil relación con él. De la extraña desaparición de su madre aún sin resolver. Changmin le contó también un poco de su historia. Aun hablando, una ligera luz de sol los encontró enredados sobre las sábanas. El cabello castaño de Changmin brilló, su sonrisa se amplió al ver los brillantes ojos grises, se acercó para besar la hermosa sonrisa que apareció de vuelta en la cara de Junsu, un segundo antes de que los labios se tocaran, Kim Jaejoong y Kim Sun Ah entraron agitados en la habitación.


- Sus majestades es hora de levantarse, los sirvientes… -la escena fue demasiado fuerte para Jaejoong que quedó mudo-.


Los recién llegados quedaron quietos completamente al observar a los hermosos hombres desnudos entrelazados sobre la cama. Jaejoong sufrió de una nueva crisis de sonrojo total y Kim Sun Ah solo bajó su rostro con los ojos llenos de lágrimas, en un segundo se había percatado de que había perdido al hombre que amaba para siempre. No sabía si sentir herido su amor, o admirar más su esposo por pensar que él se había sacrificado por el pueblo. Sin embargo la hermosa expresión que tenía en su cara le indicó que no estaba a la fuerza sobre aquella cama, el otro hombre, el conquistador también parecía satisfecho. Logró fijarse que había un bellísimo zafiro negro en su pecho, y entonces comprendió todo, ellos habían nacido el uno para el otro.


Los que estaban en la cama se sorprendieron sobre manera ante la súbita interrupción. Junsu tomó su ropa y se vistió lo más rápido posible, mientras que Sun Ah se quitaba su bata de noche de seda y se recostaba tímidamente en la cama, tapándose con las mantas que aún tenía el profundo aroma de roble de su esposo. Para todos los efectos ella y el conquistador habían pasado la noche juntos. En el mismo momento en el que Jaejoong y Junsu cerraron la puerta del pasadizo tras el armario de la pared lateral, tocaron la puerta los sirvientes y Kim Heechul. Con una orden entraron y empezaron a atender al príncipe bárbaro. Lanzando curiosas miradas a la cama y a la doncella que enseguida cubrió su rostro, no debía saberse que era la mismísima reina.


Esa misma noche una porción del ejército inició el descenso de las montañas sagradas para volver con Changmin a Odaiba y reunirse con el grueso del ejército. Urgía empezar el viaje a Nívea, las cosas en la capital necesitaban la presencia del príncipe. Mientras cabalgaban por el bosque de los Cipreses Rojos Sun Ah se acercó con su blanco caballo a Junsu que se había apartado por fin del príncipe un momento.


- ¿Su majestad?...


- Mi Reina…, oh vaya, ya no eres mi reina, Mi señora Sun Ah…dime…


“Aun soy tu esposa”, suspiró tristemente en silencio. Luego aprovechó los pocos minutos de soledad y habló lo más rápido posible.


- Sé que el príncipe de los bárbaros me enviará a la Ciudad de Miltia, pronto ya no podré verte en mucho tiempo. Quiero agradecerte todo lo has hecho por mí, y todo lo amable que has sido conmigo todo este tiempo. Ha sido un honor ser tu primera esposa, tu reina. Te admiro y te respeto muchísimo. “Te amo, no le dijo”. Te ves feliz como no te había visto nunca, cuando estás cerca de ese hombre. Me sentí un poco celosa al ver aquello, sin embargo ahora me siento muy feliz que hayas encontrado a quien puedas amar…


- Sun Ah…yo, siempre he sido un mal esposo, ¿cómo eres capaz de agradecerme?, me disculpo por no poder cuidar directamente de ti. “Por no darte mi corazón”. Changmin de bárbaro no tiene nada, solo tiene mal humor. Él sin duda cumplirá su palabra y te protegerá. Nos volveremos a ver, lo prometo, en algún momento nos volveremos a ver.


- ¿Sabes?, las criadas de la casa de invierno, cuchicheaban algo sobre tu y el príncipe…


- ¿Que decían…?


- Que algo increíble había sucedido. Al siguiente día siguiente, cuando ellas echaron al patio el agua de la tina en la que ustedes se bañaron.
- Oh, no… ¿ellas se lo dijeron a alguien más…?


Kim Sun Ah, jamás le diría a Junsu que encontró a las criadas que vendieron la información al general Kim, pues ella misma había escuchado la conversación, cuando se hallaba en su búsqueda de su señor y para que nadie más sepa de aquello, que en un principio le pareció nada más que una mentira y que más tarde lamentablemente tuvo que comprobar con sus propios ojos, no salga a la luz y mine la reputación del rey, mandó a decapitar a las criadas en secreto.


- No, mi señor, me aseguré de que ellas no se lo digan a nadie.


- ¿El agua de la tina?... ¿qué sucedió?


- En el lugar dónde cayó el agua sin que nadie las sembrara nacieron rosas y violetas, la plantas crecieron durante esa mañana y eran muy bellas.


- Nunca antes había sucedido algo así con el agua…

No pudieron charlar más pues un soldado le pidió a Junsu que vuelva al lado del príncipe que quería consultarle algo. Con una ligera sonrisa se despidieron los que ahora eran solo amigos.

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