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Arualthings

Odio - Cap. 19

Nada es igual
Yunho lo vio marcharse en aquella ocasión, cruzaba la puerta de abordaje con una pequeña maleta bajo el brazo y los documentos en sus manos, su cabello caía lacio y un sentimiento de pérdida se apoderó de su pecho de inmediato, Goongsu se perdía entre esa marea de gente,  y su figura alta y masculina parecía confabulada con el destino para hacerlo perderse ante sus ojos casi de inmediato.

Era su mejor amigo desde que podía tener memoria, quien lo había acompañado y apoyado en lo que fuera que decidiera, esa madrugada de diciembre Goongsu tomó su vuelo al extranjero, con los pasos suaves y ligeros, con un abrazo extenso hacía Yunho y pocas palabras en la boca.

Namin no se había presentado esa madrugada, Goongsu se había despedido el día anterior de ella, sin muchas palabras de por medio y mientras la madre de él sollozaba abrazada a su esposo, Yunho sentía la nostalgia de ver marchar a su amigo todavía, sonrió ligeramente, tratando de consolar a la mujer que era como una madre para él.

Los invitó a desayunar y llenó su mundo de promesas, de velar por Goongsu aunque estuviera en el extranjero y de ayudarlos a ellos cuando fuera posible. Yunho sintió una gran parte de su vida irse esa madrugada de diciembre, en medio del frío y la súbita soledad que lo recorrió en ese instante.



Para las diez de la mañana Namin no desayunaba aun, tenía una hora sentada en aquel sillón de su departamento, con las piernas recogidas y abrazada a ellas, su mente volaba ligera por las paredes de aquel lugar que tantas veces la había acogido.

Goongsu se había pasado el día anterior por ahí, anunciando su viaje al extranjero, sus planes a gran escala y lo mucho que le deseaba fuera feliz, tuvo la enorme intención de agarrarlo por el brazo y pedirle que no se fuera, pero su egoísmo jamás era lo suficiente, nunca lo había sido.

Lo había abrazado algo dispersa, con fuerza y con intenciones del que otro entendiera sus sentimientos francos hacía el muchacho que de pronto había suspirado y la había abrazado con fuerza.

Yo siempre estuve enamorado de ti. —Había dicho— Pero siempre fue incorrecto.

Ella se había tensado y luego solo habían continuado abrazados, finalmente Goongsu había depositado un beso en su frente. Se había despedido de ella con pocas palabras y Namin se había quedado ahí, contrariada y confundida.

¿Por qué le decía eso ahora? Su mente se agobiaba de solo pensar en aquello, quizá si hubiera tenido alguna oportunidad con Goongsu, las cosas hubieran sido completamente distintas, pero pensar en aquello le había provocado una migraña espantosa que la había atormentado el resto de la noche y parte de la mañana.

Ahora, se encontraba con el día libre en el trabajo y una de sus compañeras haciéndole algo de compañía mientras preparaba una pequeña sopa que le haría bien aparentemente, los pasos de la delicada mujer se escucharon certeros por el pasillo y un suspiro salió de sus labios seguramente al verla tan ensimismada.

—¿No te dije que descansaras Namin?

Pero ella solo sonrió ligeramente.

—Lo sé, pero ya me cansé de estar acostada.
—Tienes que reposar.

La mujer se acercó para tocar su frente y Namin cerró los ojos ante el pequeño malestar que había ido desarrollando al paso de las horas.

—Estás pálida —anunció  la mayor con preocupación y Namin solo cerró un poco más los ojos— ve a la cama, pronto estará la comida.
—De acuerdo.

Entonces sus pasos viajaron lentos hasta la habitación, necesitaba recuperarse pronto, regresar a su vida normal le traería algo de paz, le mantendría ocupada.



—Sabes que no es necesario ¿cierto?

Yoochun asintió pero de todas formas terminó de servir la cena que había comprado y llevado al departamento de Jaejoong, el mayor miraba divertido su dedicación para encargarse de la comida y que todo estuviera listo. Aún más cuando el timbre sonó y Yoochun pareció terriblemente tensó.

—Iré a abrir la puerta.

Jaejoong caminó con parsimonia hasta el lugar mientras Yoochun terminaba de arreglar la mesa, contempló a Yunho con una sonrisa en los labios mientras este lo abrazaba con fuerza y besaba sus labios como una maravillosa costumbre que ahora compartían al parecer.

—¿Qué tal te fue?
—Bien, supongo que un poco nostálgico todo, pero bien.

Sabía que venía de despedir a Goongsu del aeropuerto y seguramente de pasar la mañana con los padres de su mejor amigo, pero Jaejoong no quería opinar demasiado sobre aquello, Goongsu y él no se tenían una consideración especial y era mejor evitar el tema por ese instante. Quizá ese viaje era una pequeña paz que el destino quería regalarle.

—Yoochun ya está aquí.

Jaejoong tomó la mano de Jung encaminándolo hacía el comedor, Yoochun ya había terminado y esperaba tranquilo junto a la mesa, revisando algo en su celular.

—Oh, buenas tardes —Park se inclinó un poco y Yunho pareció imitarlo casi de inmediato—. Mi nombre es Park Yoochun, es bueno verte de frente al fin.
—Igualmente, soy Jung Yunho.

Sus manos se estrecharon un instante, muy breve antes de que Jaejoong propusiera almorzar juntos y la comida transcurriera en medio de conversaciones cortas e interacciones que se estrechaban más en Jaejoong como punto de eje, no fue una reunión amena como la de Junsu, pero Jaejoong agradeció el esfuerzo de Yoochun, y amó el empeño de Yunho.

Cerca de las tres de la tarde Yoochun admitió tener que cumplir con algunas obligaciones y terminó por irse en medio de esa tarde fría y oscura que los acompañaba, el invierno ayudaba mucho en esos momentos, especialmente cuando Jaejoong agarraba las mangas de su abrigo con las manos y jalaba de las manos de Yunho para atraerlo, con pasitos pequeños y bobos, con sus rostros cerca en busca de un beso.

Jung sonrió ante la acción, ante la sonrisa maravillosamente deslumbrante de Jaejoong, llena de intenciones claras y sanas, como si casi se sintiera avergonzado por portarse de esa manera infantil en ese instante, pero el corazón le brincaba tanto, que sino lo hacía se arrepentía.

—Te amo.

Yunho no lo decía a menudo, pero cuando lo hacía era de la misma forma, en medio de la cercanía y sus silencios, Jaejoong había aprendido a distinguir que cada que lo hacía era luego de que lo contemplara un buen rato y Jaejoong a veces se sentía intimidado por esa contemplación ¿qué era lo que Yunho veía en él? ¿Qué era eso que lo hacía susurrar ese amo tan profundo y casi natural de sus labios?

—Yo más.

Jaejoong disfrutaba de esos buzos grandes que iban más allá de sus manos, se ceñía al cuello de Jung antes de besar sus labios y cerrar los ojos. Había paz en su vida por fin, aunque le hubiera costado años.

—Ya tengo fecha para el ingreso. —Yunho se separó de repente, con una sonrisa pequeña en los labios—. Es para dentro de una semana y media.
—¿Coincide con la mía? —Jaejoong se esforzó para recordarlo—, ¡sí! Coincide con la mía.

Entonces la sonrisa de Jaejoong se amplió y esta vez atacó la boca de Yunho con más entusiasmo, incluso aunque el cuerpo de Yunho trastabillara hacía atrás y una risa emocionada saliera de sus labios en medio del beso.

Curiosamente Jaejoong parecía otra persona entre sus brazos, como si poco a poco el Jaejoong de años atrás, hubiera ido desapareciendo, junto con la inmadurez pasada y los golpes mutuos que se habían dado al alma.




—Vamos mujer, es hora de que superes la situación.
—Eso estoy haciendo, pero a mi ritmo. En serio, lo hago, pero no puedo simplemente terminar con mi novio de la adolescencia y fingir que no duele, prefiero dejar que duela mucho y que luego el dolor se apacigüe poco a poco.

Namin ajustó un poco más el abrigo a su cuerpo, sus dos compañeras de trabajo suspiraron ligeramente, caminando por esas calles de gente directo a algún bar que ellas conocían y que supuestamente levantaría su ánimo.

—Como quieras, de todas formas lo que hace falta después de un rompimiento siempre es hacerle una visita al señor alcohol.

Ella solo sonrió divertida, rodando los ojos y dejándose guiar por aquellas dos en medio de las calles, Yuri parecía haber encontrado un lugar ideal, y Soonkyu discutía porque no parecía ser el indicado, pero eso a Namin no le importó demasiado.

Sus ojos se habían quedado impregnados con la imagen deslumbrante de Jaejoong bajando de un auto negro que ella conocía bien, su abrigo costoso, su sonrisa amplia y su cabello perfecto como siempre, caminando a un lado de Yunho, de aquel que había aparecido del lado del conductor dejando estacionando el auto.

Sufrió un dolor en el estómago leve y profundo, quizá ese amor resentido que llevaba por dentro había sido destrozado en ese instante. Finalmente Jaejoong había ganado, verlos perderse entre la gente y entrar en algún bar fue suficiente para que perdiera incluso las ganas de ir vagabundeando por ahí con sus amigas.

—¿Namin?

Reaccionó un par de segundos después, con la mirada confundida y los sentimientos crispados.

—Quiero ir a casa.
—¿Qué? —Yuri saltó de inmediato— nada de eso, quieras o no, hoy nos emborracharemos y hablaras mal de Yunho toda la noche, para matar ese pasado de una buena vez por todas.

Namin no quería estar ahí, de ninguna manera.

—De acuerdo, pero no aquí. Vamos a otro lugar o a la casa de alguna.

Soonkyu suspiró, mirando a Yuri que parecía llevar la batuta d esa salida. Yuri sin embargo la miró a ella, y Soonkyu solo levantó los hombros. —La cosa es que ella se sienta cómoda.

Namin agradeció internamente por esas palabras, le había pedido a Yunho que no volviera a presentarse ante sus ojos. Verlo otra vez no estaba entre sus planes, y por primera vez desde que todo aquello había empezado, se sentía herida, solo quería huir de ahí y dejar esa salida para otro día.

—Por favor, el próximo fin de semana les prometo que si me emborracharé hasta olvidarme de nombre. —Era como si el destino jugara de su lado— Solo que hoy no.
—Bueno… —Yuri se cruzó de brazos— Pero la próxima vez será sin falta.

En ese instante ella solo asintió, necesitaba huir de ahí, así como necesitaba eliminar la imagen de esa noche, a costa de su propia sanidad si le era posible. Debía dejarlo atrás, a pesar de que esa noche descubrió, no lo tenía completamente superado.


Siento espinas recorrer mi voz, alfileres en el corazón.


N/A: La canción es de Nada es igual de Kudai.

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