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Arualthings

Si tú me Quisieras - Cap. 11

Amor no correspondido.


Cuando Yunho abrió los ojos luego de ese agotador concierto en el que la gran mayoría de las bandas de SM hubiera participado, cuando fue consciente de que su cuerpo ya no daba para más y solo necesitaba minutos de soledad para cristalizar sus pensamientos y poder pensar, sin los gritos y la música estridente a todo volumen. Al fin en ese momento, Yunho fue capaz de suspirar relajado.



Resultaba que la habitación que le habían otorgado se sentía vacía, más espaciosa y grande de lo normal mientras Changmin se hospedaba en la habitación contigua.



“Bueno, supongo que sería cómodo para ambos. Si hay el lujo, disfrútenlo. Se lo merecen”



Su manager había hablado orgulloso, entregando las llaves a cada uno, mientras un silencio se instauraba y ambos preferían no cruzar miradas y apretar los labios. A unos pasos de ellos los integrantes de Shinee se quejaban por cómo irían repartidos en las tres habitaciones. Y Yunho solo pensaba que con gusto compartiría la suya si Changmin estuviera impuesto a darle un espacio.



Pero finalmente habían guardado silencio, ni ninguno había dicho algo y ahora, luego de la reparadora ducha, de la exquisita cena. Yunho se sentía lo suficientemente abrumado como para desear únicamente dormir acurrucado a algo o alguien. Como un niño pequeño que busca la seguridad en calor o existencia de algo más que lo sobreponga.



—Hyung.



Dos golpes hicieron a Yunho levantarse de inmediato de la cama, bastaban pocas letras para reconocer su voz y que sus pies viajaran solos hasta la puerta de madera y la chapa dorada que parecía esperarlo desde que Changmin se colocó al otro lado.



—Creí que dormías.



Changmin sonrió, levemente mientras su cabello se movía un poco ante la forma en que levantó la cabeza y se abrió paso dentro de la habitación.



—A Minho le tocó compartir habitación con Key, así que ya imaginarás como terminó eso.

—¿Te fue a pedir hospedaje?



Yunho sonrió divertido, terminando de cerrar la puerta mientras Changmin con almohada en mano lograba sentarse en la mullida cama del mayor.



—Si, es realmente molesto compartir cama con alguien que no para de quejarse. Había ido primero dónde Kyuhyun pero él compartía habitación con Heechul, y pues a Heechul no le gusta que interrumpan su sueño y Minho en serio se la pasaba quejándose cada dos minutos. Quizá ese mocoso es demasiado inteligente y lo que siempre buscó fue quedarse con una habitación para él solo.



Yunho logró sentarse junto a Changmin con una sonrisa en el rostro mientras Changmin hacía ademanes con su mano y fruncía el ceño. Su boca se torcía un poco y bufaba a ratos cuando rodaba los ojos ante sus propias divagaciones.



—No todo el mundo es tan maquinador como tú, Changmin.

—Tienes razón— Terminó por admitir –Tal vez Minho solo estaba enojado con Key.



—¿Y por qué pelearon?

—Y yo que sé— Habló el muchacho subiendo una pierna en la cama y sacudiendo sus cabellos –Solo escuchaba que Key era un desconsiderado pretencioso y ya luego dejaba de escuchar.



—Se parecen a nosotros cuando teníamos esa edad.

Changmin regresó a mirarlo de inmediato –Hablas como si fuéramos ancianos.

—Su edad no tenemos, así que…

—Idiota.



Changmin golpeó su brazo y sonrió deliberadamente, con un pequeño silencio entre ambos que hizo a Yunho contemplar el rostro afable de Changmin mientras este suspiraba y empezaba a acomodarse sobre la cama. Abrazando ligeramente su almohada y con el cabello cayendo por su rostro mientras el frío del aire acondicionado lo abrigaba.



—¿Te vas a dormir tan pronto?

—¿Y qué quieres Hyung?— Rió Changmin —¿Qué hablemos como quinceañeras hasta el amanecer?

—Antes hacíamos eso.



Yunho empezó a recostarse también, bajando la intensidad de la luz y arropando tanto el cuerpo de Changmin como el suyo. Mirando el perfil de Changmin a unos centímetros de su rostro por varios segundos que resultaron repentinamente eternos. Pero luego decidió cerrar los ojos y dejar que el silencio los abrigara y les permitiera descansar.



Fue Changmin quien abrió primero los ojos, luego de aquellos segundos en silencio, Yunho parecía más relajado, a punto de dormir y Changmin sonrió casi por inercia ante aquello.



—Buenas noches, hyung.



Yunho se removió un poco en la cama, pronunciando algo que no fue lo suficientemente entendible y que hizo a Changmin ensanchar su sonrisa por un rato. Tal vez si aplacaba por un instante sus emociones, podía aplacar el revoltijo que sentía su estomago en ese instante.



Como un remolino perpetuo de sus sensaciones.













—Escuché que se encuentran en Estados Unidos.



Junho solía mover el café dentro de su taza, miraba y dejaba que sus pensamientos se perdieran por un rato mientras la pequeña brisa de la temporada lo enfriara y los suspiros que salían de sus labios emanaran como una pequeña brisa en primavera.



Jaejoong desde su lugar en cambio sonrió, levemente cálido ante el humo que se levantaba desde su cappuccino, como si lo supiera desde un inicio y las palabras incluso sobraran.



—Es para un concierto, al parecer les está yendo bastante bien.

—A los cinco siempre les ha ido bastante bien.



Por un instante Jaejoong desmesuró los momentos de su conversación pasada con Changmin, de su mirada, sus disculpas innecesarias. Recordaba el cálido abrazo, esos que hace muchos no se daban y mucho menos el ambiente débil que Changmin rara vez se daba el lujo de mostrar.



—Hablé con Changmin— Empezó, sintiendo la mirada de Junho sobre sus hombros con expectación y duda –Terminó aceptando lo que ya suponía.

Junho entonces se movió incómodo –Está enamorado de Yunho.



Fue un suspiro largo, muy parecido al tedio o la costumbre que avisaba con alarmar un poco más su ya precaria actitud de aceptar lo inevitable, mientras aquellos dos solo pasaban más tiempos a solas y cada uno por su lado solo daba pasos hacía atrás.



—¿Y Yunho?



Jaejoong fue quien en esta ocasión bajó la mirada y suspiró.



—No he hablado todavía con él— Admitió –Pero lo haré apenas regrese de su viaje.



Y quizá de pronto todo se había maquinado así desde un principio, Jaejoong solo estaba dando los pasos correctos en el momento adecuado, arreglando lo faltaba y admitiéndolo con toda la madurez que podía.













—Siempre quise un lugar, donde todo fuera calidez.



Yoochun se detuvo en ese instante, cuando los ojos de Junsu se posaron sobre ese gran edificio en venta, sus ventanas, y sus puertas cerradas, el lugar que de pronto había capturado los ojos del menor que visualizaban más allá del tiempo y que se recreaba en su imaginación.



—Jaejoong también me ha dicho lo mismo.



Colocó una de sus manos en el hombro de Kim, sobre los huesos de sus hombros que hicieron a Junsu suspirar profundo, cerrar los ojos y dejar que una sonrisa pequeña se asomara rebelde a pesar de la nostalgia que de pronto sintió rodearlo.



—Nunca tuvimos la oportunidad de tener algo para nosotros, para los cinco.

—Siempre estábamos muy ocupados.



Junsu apretó un poco sus labios y sonrió.



—¿Y si es el momento?



Yoochun giró hacía él, sin terminar de entender —¿Qué pretendes?

—Hacer el sueño de Jaejoong hyung realidad— Susurró –Crear un lugar solo de nosotros, para el resto del mundo. Un lugar familiar lleno de oportunidades.



Solo por ese instante, Yoochun se dejó guiar, que Junsu tomara su mano, que lo guiara hacía donde él quisiera, como si se cerrara sus ojos y no le quedara más que confiar en su voluntad y planes que se volcaban en su cabeza.













Le costaba un poco más de lo normal, eran simples segundos más allá de lo normal. Su pierna se entrecruzaba, no era ni siquiera difícil, pero su concentración no estaba en el lugar adecuado, y su regreso a Corea había sido más complicado de lo esperado.



Volvió a girar inadecuadamente el pie, y en esta ocasión su cuerpo fue vencido por la gravedad, cayó sentado en el piso, con la frustración en el rostro, un bufido exasperado, y la mano agitando sus propios cabellos.



—No estás nada concentrado, Yunho.



Giró hacía donde Boa se encontraba, de brazos cruzados y apoyada en el umbral de la puerta, con esa mirada severa y reprobatoria que hizo a Yunho respirar profundo antes de levantarse y lucir apenado.



—No estoy concentrado, la verdad.



—Pues no debes permitir que eso te desvíe de algo que es tan importante— De repente Boa se había empezado a mover, imitando sus pasos de hace un momento, realizándolos con una facilidad casi pasmosa que lo hizo sonreír abrumado —¿Lo ves? Solo trata de concentrarte.



Yunho asintió, se sentía regañado aunque la voz de ella fuera pasiva y casi hasta dulce, su mirada que seguía clamando por que estabilizara su situación seguía atormentándolo. Boa era tan madura que a veces no podía comprender por que él no podía tener las cosas así de fácil. Colocó una de sus manos en el cabello de la mujer y ella se removió inquieta.



—Eres como una hermana pequeña molesta y sabionda.

—¡Ey, muchachito!



Boa se alejó, con el entrecejo arrugado y peinando otra vez su largo cabello con las manos, girando indignada mientras Yunho reía divertido.



—¿Vamos a almorzar a algo?— Propuso ella –De seguro no has comido nada, y Changmin se encuentra grabando el piloto de no se qué serie, así que…

—Si, Boa. Vamos a que me sigas martirizando con que arregle mi vida de una vez por todas.



Yunho recogió sus pocas pertenencias y ella solo golpeó su brazo un poco ante sus palabras, el problema para Yunho fue cuando salieron del pequeño salón de ensayos en el musical, cuando vio sus ojos grandes y negros esperando muy cerca de recepción, tratando de pasar desapercibido.



—Jaejoong…



Él vestido con aquella chaqueta café, con su cabello un poco alborotado y su cuerpo más delgado de lo que recordaba, estaba ahí, luego de ese tiempo en el extranjero, luego de la boda y sus palabras. Del tiempo que se habían tomado, uno de sus grandes amigos estaba ahí. Y casi sin darse cuenta, Boa había desaparecido de ahí.













—¡Changmin!



Giró casi de inmediato, cuando la voz de Junsu fue lo suficientemente audible, y él un poco lejos del auto que lo llevaría a la empresa miró de un lado a otro, aún dentro de la estación de grabación.



—¿Qué hacen aquí?

Yoochun sonrió –Pues yo estaba terminando una rueda de prensa, y Junsu te vio. Yo no quería saludarte, pero él insistió.



Junsu lo había codeado de inmediato y Yoochun rió. Aunque Changmin únicamente había rodado los ojos antes de hablar otra vez.



—Como sea, ¿por qué cargas todos esos papeles Junsu?



Kim sonrió ampliamente, con la carpeta contra su pecho y luciendo orgulloso.



—Es nuestro próximo regalo.

—¿Regalo?



Yoochun asintió –Junsu quiere colocar una cafetería, una que sea solo de los cinco. Aunque no estemos trabajando juntos, pensó que sería lindo…

—Que tengamos algo solo de nosotros.



Changmin sonrió, esa sincronización envidiable de los dos, arregló uno de los mechones en su cabello y suspiró.



—¿Algo de los cinco? ¿Y alguno de ustedes ya ha pedido mi opinión?

—No hace falta— Rió Junsu –Sabemos que tampoco es como si importara mucho.



Changmin volvió a rodar los ojos, con la expresión más indignada que pudo encontrar, mientras Yoochun reía también. Changmin sin embargo apretó un poco sus puños.



—No creo que sea tan fácil. Ya saben como están las cosas legalmente y…

—Nadie tiene por qué saberlo, la pondremos a nombre de Jaejoong hyung.



Esa conciliadora sonrisa llegó hasta los ojos de Changmin y por un momento el dolor en su estómago desapareció. Tan inmediatamente que no tuvo de otra que sonreír, casi nunca los abrazaba, no tan profundamente. Así que se decidió por hacerlo esa vez.



Tanto a Yoochun como a Junsu. –Gracias.



Recordaba las noches, las primeras noches desde la desesperación, los malos momentos y los infaltables recuerdos, evocaba los instantes más difíciles hasta ahora, y le agradaba todavía tenerlos ahí, aunque todo entre ellos tuviera que seguirse manejando a escondidas aún.



—Tengo que ir a la empresa, hablamos después.



Sonrió un poco y luego empezó a caminar, con el abrigo cerrándose sobre su cuerpo y sus pies caminando lentamente hasta la salida, donde el auto ya lo esperaba y miraba su celular, sin notar un solo mensaje, o llamada de parte de Yunho. Mordiendo su labio inferior cuando notó, que en todo el día no se había acordado de él.











Jaejoong era paz, en toda la extensión de la palabra, en sus sonrisas, en la forma en que movía sus manos, en su mirada, en su voz. Jaejoong era como un sueño hecho realidad que colapsaba en la tierra y bendecía a sus sentidos. Como un regalo que no merecía, y aún así le era otorgado.



Tenía una de sus manos cerca de la taza con té. La otra permanecía sobre sus piernas cruzadas, con esa expresión de resignación que Yunho tanto odiaba ver, mordía su labio inferior a ratos y había ya un silencio incómodo. Que él quería romper y no se atrevía a hacerlo, por que no sabía exactamente que decir.



Jaejoong era fragilidad absoluta, interna y externamente, bastaba ver su rostro para considerarlo tan etéreo, tan inalcanzable. Pero fragilidad no era debilidad. Y sus ojos visualizaban en aquella mirada una espera, una palabra, algo que lo retuviera ahí, aunque Yunho ya no fuera el indicado para él, ya no.



—¿Cómo te fue en Estados Unidos?



Antes, esas conversaciones eran innecesarias.

Compartían más, de lo que vivían separados.



—Muy bien, las fans nos recibieron con todo el amor que pueden entregar.



Ahora, todo era tan distinto.

Yunho sintió un nudo en el estómago, y su mirada perdida en un diccionario que no conocía.



—¿Cómo está Changmin?

—Muy bien, ya sabes como es. Solo se peleó con Minho el último día.



—Me encantan como se llevan ese par.

—Me recuerdan a sus peleas con Yoochun.



Jaejoong sonrió, con esa sonrisa liviana en el rostro. Y un suspiro que luego de unos segundos abandonó su cuerpo.



—¿Lo sabes, verdad Yunho?— Jaejoong volvió a hacerlo, esa sonrisa agridulce que lo hacía hundirse un poco más en el remordimiento –Tú tomaste tu decisión mucho antes de que yo te dijera lo que sentía por ti.



Le gustaba la soledad de ese lugar, el lugar que Jaejoong había escogido y que hacía a Yunho arrepentirse a cada segundo, aunque su pecho se sintiera aliviado con cada segundo, casi fue insano, el momento en que se sentó junto a Jaejoong y con su dedo pulgar limpió la lágrima que resbalaba por su mejilla.



Jaejoong pareció sorprendido, colocando su mano sobre la de él, como si no se hubiera percatado del momento en que esa lágrima se le escapó. Pero suspiró, con su mano sobre la de Yunho y la de él sobre su mejilla, cerró los ojos entonces. Dolía y su tacto solo aumentaba el dolor en vez de apaciguarlo.



“Eres el único que se está alejando, Jaejoong” Se recriminaba, en el silencio que de pronto se habían sumido “No tienes fuerza para luchar” pensó y sonrió “Aunque es ya una lucha inútil, Changmin ganó hace mucho y Yunho fue quien lo dejó ganar.”



Solo la mano de Jung lentamente, captando otra vez sus ojos que lo miraban tan distinto como antes, Jaejoong se sentía con tanta confianza, como si sus barreras se hubieran derrumbado y era ahora a él a quien le tocaba limpiar esas lágrimas que se le escaparon al menor.



—Te quiero mucho Jaejoong.

—Lo sé— Admitió mientras Yunho juntaba sus frentes y sus narices se rozaban –Siempre lo supe.



Quería quedarse un rato más así. Solo mientras duraban esas ganas de llorar, y los fragmentos de sus sentimientos seguían esparcidos por ahí. Un rato más antes de que todo se volviera incomodidad, y tuvieran que detener ese momento pequeño y menudo entre los dos.













—Entonces se van para Japón.



Minho asintió, con su pierna sobre el sillón y Kyuhyun a su lado bebiendo un poco de agua en tanto Changmin terminaba de sentarse en el sillón junto a los otros dos, todos frente al gran televisor que había en la sala de estar.



—No conozco bien el idioma pero nos enseñaran estas semanas antes de viajar y todo el tiempo que estemos allá hasta perfeccionarlo poco a poco.

—Es difícil al principio— Tuvo que reconocer Kyuhyun mientras se despojaba de su chaqueta y sonreía divertido hacía Changmin –Pero Shim tiene siempre un buen consejo.



Minho miró curioso al mayor y este solo sonrió.



—Verás Minho— Empezó –Cuando estés en algún programa y los presentadores rían, ustedes solo sonrían discretamente. Pero si el público ríe, ustedes rían con ellos. Ese es un gran secreto.



Todos rieron al compás de la risa divertida de Minho, y cuando la puerta principal se abrió, Changmin por instinto giró y se levantó del sillón.



—Yunho, llegas tarde, creí que terminabas de ensayar un poco antes.

—Si, solo me entretuve un rato.



De repente la voz de Yunho no sonaba convencida, tenía los ojos apagados y una mochila sobre la espalda, Changmin borró la sonrisa de su rostro.



—¿Todo bien?

—Si— Respondió por inercia –Si, eso creo.— Los movimientos de Yunho fueron lentos –Creo que iré a dormir. Que la pasen bien.



Yunho miró por encima del rostro de Changmin. Minho y Kyuhyun desde la distancia asintieron con una sonrisa amable en el rostro. Pero Changmin solo había acentuado sus expresiones, su mirada preocupada que luego estuvo reticente. Yunho emanaba el aura de Jaejoong por todos sus poros, era tan evidente que incluso sintió un apretón en el estómago, tan fuerte que rompió con su buen ánimo de hace un instante.



—Que descanses hyung.



Pero aún así sonrió, y Yunho lo miró, como si lo descubriera por primera vez.



—Pásala bien, Min.



Sintió la mano de Yunho sobre su hombro, una pequeña sonrisa de regalo que fue tan débil mientras los pasos de Jung se perdían entre los pasillos y finalmente se encerraba en la habitación. Changmin entonces apretó los puños.



—¿Changmin?



Kyuhyun fue el primero en levantarse, con Minho siguiéndole los pasos.

Changmin decidió que no era el momento para arruinar las cosas y sonrió, lo más convincente que pudo.



—No se preocupen, hyung solo está muy ocupado últimamente con lo de su musical, así que seguramente querrá descansar.

—¿Y no lo molestamos?— Preguntó Minho —¿No sería mejor si vamos a otro lado?



Changmin asintió.

Necesitaba aire, necesitaba salir de ahí.



—Si, quizá tienes razón.

—¿Vamos al bar cerca de la casa de Siwon?— Propuso Kyuhyun –Tiene buen ambiente y es privado. Sería bueno para conversar un rato y beber algo.



Changmin asintió, con otra de esas forzadas sonrisas, Minho empezó una plática pronto y Kyuhyun rió ante lo que el otro decía, Changmin solo agarró su chaqueta y miró la puerta cerrada del mayor. Suspiró y volvió a sonreír cuando Minho y Kyuhyun lo empezaron a jalar hacia la puerta, hablando animados y sonriendo a cada momento.



No importaba, por que Changmin sonreía.

Estaba tan acostumbrado a sonreír cuando tenía ganas de llorar, que una vez más no hacía la diferencia.















—¡Hyung, hyung!



Junsu brincó entre los muebles apenas escuchó a Jaejoong entrar en el departamento, Yoochun dejó de lado el libreto y se acercó también, con su sonrisa desapareciendo al igual que la efusividad de Junsu en cuanto vieron el rostro del mayor, tan cansado y pasivo que solo parecía haber escavado en los recovecos de la nostalgia.



—¿Jae?

—Oh, si. Díganme.



Yoochun se acercó un poco más —¿Todo bien?

—No— Reconoció tranquilo, con una mueca muy parecida a una sonrisa –Hablé con Yunho, lo aclaramos todo y… él ya tomó su decisión.



Junsu apretó la mano de Jaejoong y lo miró tranquilo, dejando los papeles del arrendamiento sobre el sillón. Eso podía esperar. Miró a Jaejoong suspirar y cerrar los ojos un instante.



—Supongo que Changmin logró que el corazón de Yunho latiera más fuerte por él. ‘Es amor’, dijo— Las palabras de Jaejoong temblaron –‘Profundo e intenso, dulce y problemático. Es tantas cosas al mismo tiempo que a veces me asusta, pero es algo que solo él me hace sentir. Es Changmin en toda la extensión de la palabra. Lo siento, Jaejoong. Eres una de mis personas más importantes y por eso no quiero mentirte. Lo siento, de verdad’



Yoochun pasó una mano por la espalda de Jaejoong y sintió claramente como el mayor hundía el rostro en su cuello, sosteniendo la mano de Junsu con fuerza. En esa pena amortiguada por la compañía.



‘Me hubiera gustado tanto hacer una vida contigo…’



Esa noche Jaejoong lloró, todo lo que su corazón se le permitió, no lloraba hace mucho, y no quería volver a hacerlo de nuevo en buen tiempo. Por eso quería desahogarse por completo, de esas lágrimas saladas que resbalaban por su rostro. De ese corazón que tenía que empezar a cicatrizar otra vez. Y esa amargura que se había instalado por varios segundos en su ser.



Sabía lo que iba a pasar, lo sospechaba desde hace mucho, pero llegar hasta ese momento, era más difícil. Sin embargo Yoochun lo sostuvo contra su pecho y Junsu apretó su mano un poco más. Apretando la herida con fuerza, para que su corazón no sangrara más.



Aunque la recuperación iba a ser de a poco, sus pasos tenían que buscar, al igual que Junho, un nuevo mundo donde habitar.

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